jueves, 6 de septiembre de 2018

Logística marítima y facilitación del comercio


Durante las últimas décadas, los países no solo han logrado avances significativos en términos de reducción de aranceles, sino también han logrado una mayor integración en las cadenas de suministro, así como un incremento en el comercio internacional de mercancías. Esta evolución ha puesto en relieve la necesidad de una mejor administración comercial y procesos gubernamentales más eficaces.

Como consecuencia, la logística se ha posicionado como un actor crucial entorno al comercio internacional ya que en ella recae el éxito de la conexión de los mercados mundiales y brinda, incluso a las regiones remotas, la posibilidad de tener acceso a los consumidores que demandan sus productos.

En este sentido, la competitividad de los países está determinada fuertemente por la eficiencia de toda la cadena de suministro, la cual incluye a la logística comercial tanto de los bienes intermedios como de los finales.  La eficiencia de los eslabones que conforman esta cadena es considerada como la esencia del concepto de Facilitación del Comercio, por lo cual dicho concepto abarca la optimización de los múltiples procesos que intervienen en la comercialización de los bienes, involucrando tanto al sector público como al privado.

Con la entrada en vigor del Acuerdo de Facilitación del Comercio (AFC) el pasado 22 de febrero de 2017, los países se han comprometido a reducir las barreras no arancelarias, simplificando, armonizando y estandarizando los procesos entre entidades públicas y organizaciones para permitir una transacción comercial internacional mucho más sencilla. México ha orientado acciones de política en pro de optimizar las operaciones de comercio exterior y darles previsibilidad al partir de reportes e índices elaborados por la Organización Mundial del Comercio y otros organismos internacionales. Con apoyo de estos instrumentos, se han identificado áreas de oportunidad en las que aún predominan elementos que aumentan los costos de las actividades comerciales más de lo necesario.

El comercio marítimo es la prueba de ello. Y es que alrededor de 92% del comercio mundial de mercancías se transporta por vía marítima, a costos que, por lo general, tienden a duplicar o triplicar los derechos de aduana que imponen los países importadores. En consecuencia, un buque que hace escalas en varios países puede verse obligado a completar diversos formularios que varían de un puerto a otro pero que suelen solicitar la misma información, además de que la travesía marítima de un buque puede prolongarse por demoras en el despacho en los distintos puertos de escala.

Aunado a esto, los horarios que no responden a las necesidades de los comerciantes, los cuellos de botella que se forman en los principales puertos, la falta de transparencia en las normas y reglamentos, el exceso de requisitos de documentos (a veces en diferentes formatos), entre otros elementos, se consideran obstáculos comerciales y como consecuencia, afectan negativamente a la inversión, el empleo y el desarrollo impulsado por el comercio marítimo.
La Facilitación del Comercio va más allá de la mejora en estos factores. Y es que anteriormente se había asociado a este concepto con la modernización de las aduanas y, de cierta manera también con las agencias gubernamentales vinculadas a la inspección en la frontera. Sin embargo, para aumentar exponencialmente la competitividad se requieren de medidas más inclusivas que potencialicen el comercio. Se trata entonces de definir a la Facilitación del Comercio no sólo como una forma de eliminar trámites burocráticos sino como un enfoque holístico que involucra también la coordinación tanto de los gobiernos como de los principales actores involucrados.

Los legisladores, las cámaras, asociaciones e instituciones de apoyo al comercio y la inversión, así como la comunidad empresarial tienen un rol fundamental en la determinación del mejor modo de trabajar para promover la implementación del Acuerdo de Facilitación del Ccomercio y las ventajas de ello son múltiples. Por un lado, se genera una coordinación entre los gobiernos y los comerciantes quienes trabajan propiciando el diálogo continuo. Por otro lado, contribuye al diseño y la implementación de procedimientos fronterizos que minimizan los costos regulatorios y las trabas para los flujos comerciales, permitiendo que los estados persigan objetivos de políticas públicas relativas al control de fronteras, la defensa del consumidor y la salud pública.

Mediante este mecanismo de coordinación se logra entender a la facilitación del comercio desde la perspectiva tanto del sector público como de los actores involucrados en el día a día del comercio internacional de mercancías, utilizando sus conocimientos técnicos de los procedimientos fronterizos, y su experiencia en el cumplimiento de la normativa en vigor, sacando provecho de las mejores prácticas, identificando flaquezas y recomendando soluciones óptimas para maximizar los flujos comerciales y minimizar el costo de los intercambios.

Es esta la razón por la que la competitividad internacional está dada hoy en día por el grado de desarrollo del sistema logístico del comercio internacional, que incluye los trámites de exportación e importación, pero no se limita a ellos. La existencia de un sistema logístico integral actúa como elemento de atracción a la inversión extranjera directa y como agente de modernización que permite que cada vez sean más los que logran internacionalizarse con mayor facilidad y con mayor certidumbre.

La necesaria integración de los sistemas logísticos y de reformas administrativas requieren de la participación imprescindible de las cámaras, asociaciones y del sector privado quienes actúan como mayor incentivo hacia la difusión de las sinergias provocadas por este nuevo esquema. En otras palabras: en una economía globalizada sólo participan exitosamente aquellos que saben actuar en conjunto.

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