El
comercio internacional tradicionalmente ha sido un motor de crecimiento
y se ha ubicado por arriba de la tasa de crecimiento de la producción
mundial. La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha
estimado
recientemente que el volumen del comercio mundial de mercancías crecerá
2,8% en 2016 y que la producción en las economías desarrolladas se
contraerá, pero se expandirá en las economías en desarrollo.
Este ritmo de crecimiento del comercio
mundial, sin embargo, está muy por debajo del mostrado en la década de
los noventa o a principios de este siglo, por lo que una forma de
promover el comercio mundial sería impulsar a más empresas donde las
mujeres son propietarias, pues ello permitiría integrar un talento
humano educado y capacitado que aún no ha sido debidamente aprovechado.
Inyectar un mayor dinamismo al comercio internacional no es una tarea
fácil ni tampoco puede provenir de un solo factor, pero impulsar una
mayor inclusión de talento y en particular del talento femenino en el
mundo empresarial y en el comercio mundial podría apuntalar el tan
deseado y necesitado crecimiento.
En la actualidad, las cadenas globales
de valor (CGV) son la mayor fuente de dinamismo del comercio
internacional. Alrededor del 60% de este se da dentro de las redes de
producción global gracias a los avances tecnológicos en comunicaciones y
transportes que han permitido fragmentar el proceso productivo de
acuerdo a las ventajas comparativas de diferentes regiones y países. Si
las CGV son el motor de crecimiento del comercio y este es uno de los
detonadores del crecimiento económico, convendría explorar cómo integrar
el talento femenino a esta forma de producción. La apuesta es que al
integrar a más empresas donde las mujeres participan de manera
mayoritaria en la propiedad y la toma de decisiones podría contribuir a
elevar la competitividad de los sectores productivos para integrarse a
esta forma de producción global y con ello dar un impulso al comercio
internacional.
¿Por qué importa incluir más mujeres en las CGV?
Integrar
a más mujeres en la economía puede ser una excelente inversión y una
forma de inyectar dinamismo a los mercados locales e internacionales,
así como competitividad a las industrias, tanto por el potencial
creativo femenino como por su visión frente a los retos productivos y su
capacidad para ofrecer soluciones innovadoras. La Organización
Internacional del Trabajo
estima que
si las mujeres participaran en la economía de la misma manera y en las
mismas condiciones que los hombres hacia el 2025, el producto interno
bruto anual mundial podría crecer 26% lo cual ya nos da una idea del
potencial que ofrecen las mujeres para apuntalar la actividad
productiva.
La Comisión Económica para América
Latina (Cepal) reconoce que desde 1990 en la región, las brechas
salariales de género, resultado de la discriminación y la desigualdad en
el mercado laboral, han disminuido aunque de manera insuficiente. Hoy
en día, tal y como se
observa en la
figura 1, el salario de las mujeres alcanza en promedio solo el 84% de
lo que ganan los hombres; mientras que la participación de los hombres
es superior en todas las regiones del mundo (ver figura 2).
Se ha
reconocido
que invertir en mujeres y ponerlas en posiciones de liderazgo puede
producir un significativo dividendo de género al ser ellas fuente de
crecimiento y de riqueza. Sin embargo, existen retos significativos que
requieren de intervenciones directas para reducir la brecha de género en
el mundo empresarial y en el comercio mundial.
La presencia de las mujeres en el mundo
empresarial tanto en puestos de dirección como en la propiedad de las
empresas es más la excepción que la regla. Aunque diversos estudios
indican que las mujeres en posiciones de dirección corporativa
incrementan la rentabilidad empresarial, el International Business
Report y la encuesta de
Grant Thornton
aplicada a 5.520 empresas en 36 economías del mundo descubrieron que
solo 18% de los puestos de alta dirección en América Latina está en
manos de mujeres.
Es más, esta última encuesta señala que
apenas 3% de los CEO en las 100 empresas más grandes de la región son
mujeres. Como jefas de sus empresas, a nivel mundial alrededor de 11% de
los dueños es una mujer; en América Latina esta participación es
ligeramente mayor. Asimismo, 3 de cada 10 empresas en el mundo cuentan
con alguna mujer entre sus socias accionarias o tienen alguna en el
consejo de administración, mientras que en América Latina son 4 de cada
10 empresas.
Más aún la participación de las mujeres
en la economía contribuye a mayores niveles de bienestar. El Banco
Mundial señala que las mujeres económicamente activas en América Latina
son un factor clave para reducir los niveles de pobreza, pues más del
90% de los ingresos que generan los
reinvierten en la salud, alimentación y educación de sus familias.
Opciones de política pública para potenciar la inclusión de mujeres
Integrar
a más mujeres en el mercado no se va a dar de manera inercial. La
evidencia nos demuestra que mayor crecimiento y mayor competitividad son
indispensables, pero no suficientes para superar las condiciones
adversas que hoy enfrentan las mujeres empresarias para desarrollar su
potencial económico. Para ello es necesario el desarrollo de una agenda
de políticas públicas que respalden el trabajo de las mujeres en el
sector empresarial para crear las condiciones propicias y el entorno
conducente para que procuren su potencial y efectivamente puedan
participar tanto en los mercados locales como en los flujos del comercio
mundial (véase
SELA, 2010).
Este tema está siendo abordado desde
diferentes perspectivas. En primer lugar y a nivel de organismos
internacionales, la igualdad de oportunidades económicas entre hombres y
mujeres basada en un desarrollo sostenible está consagrado en el
Objetivo 5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones
Unidas. Asimismo, la Cepal, la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) reconocen el
aporte económico que las mujeres pueden hacer a la economía y la
necesidad de generar las oportunidades para que ellas también participen
de los beneficios de la globalidad de cara a la Agenda 2030.
“Integrar a más
mujeres en la economía puede ser una excelente inversión y una forma de
inyectar dinamismo a los mercados locales e internacionales, así como
competitividad a las industrias, tanto por el potencial creativo
femenino como por su visión frente a los retos productivos y su
capacidad para ofrecer soluciones innovadoras.”
En 2010, el Centro de Comercio Internacional de la OMC (ITC, por sus siglas en inglés) lanzó su
Programa Mujeres y Comercio,
el cual busca incrementar la participación de mujeres empresarias y
productoras en las CGV con el objeto de garantizar que disfruten de
mayores beneficios económicos mediante una mayor participación en el
comercio internacional.
Este programa trabaja con compradores y
Gobiernos para incrementar la adquisición de bienes y servicios
ofrecidos por mujeres empresarias. El ITC está poniendo mayor énfasis en
el fortalecimiento de la colaboración entre compradores y empresarias
para establecer relaciones a largo plazo que enfaticen una posición de
igualdad entre ambos y así apoyar un crecimiento económico más inclusivo
y sostenible. El ITC ofrece también capacitación a las instituciones de
apoyo al comercio para mejorar sus ofertas de productos y servicios a
las empresarias para que estas puedan integrarse a los flujos mundiales
de producción y comercio. Asimismo, el programa busca mejorar la
competitividad de las empresarias en los países en desarrollo para
permitirles aprovechar las oportunidades de mercado. Hasta ahora, más de
100 instituciones de Apoyo al Comercio han trabajado con el ITC en el
marco de este Programa.
En segundo lugar, recientes esquemas de
integración en donde participan países de América Latina también han
reconocido la importancia de crear condiciones equitativas para que
mujeres empresarias puedan tener acceso a los mercados mundiales y han
incorporado el tema explícitamente en sus agendas de trabajo.
En el Foro de Cooperación Económica del
Asia-Pacífico, donde participan Chile, México y Perú, se ha incorporado
como prioridad la equidad de género y el avance económico de las mujeres
en la Agenda de Líderes. Desde 2011, los líderes de las 21 economías
han identificado 5 áreas que requieren atención especial para promover
el potencial de las mujeres en el mercado; estas son acceso al capital,
acceso a los mercados, desarrollo de capacidades y habilidades, de
liderazgo de las mujeres y acceso a la tecnología y la innovación. A
partir de 2012, cada año se realiza el Fórum APEC Mujer y Economía por
medio del cual se busca promover el rol de las mujeres en el logro de la
prosperidad económica y el impulso a la participación de las mujeres en
puestos de dirección para apoyar la competitividad de la región.
En América Latina, la Alianza del Pacífico (
AP)
ha destacado el componente de género y ha desarrollado una plataforma
integradora para contribuir al fortalecimiento de la competitividad,
innovación e internacionalización a través del empoderamiento de las
empresarias.Estas líneas de acción servirán para impulsar el índice del
entorno empresarial para emprendedoras que califica la seguridad y la
estabilidad, el ambiente de negocios, el acceso al financiamiento, la
capacidad y habilidades para mujeres creado por The Economist y The
Intelligence Unit. De hecho, los cuatro países de la AP son los mejores
posicionados en América Latina para el emprendimiento femenino; en una
escala de 0 a 100, Chile califica con 64.8 puntos, Perú con 62.4,
Colombia con 61.8 y México con 60.2.
Más aún, en el marco de la AP se concibió la iniciativa
Mujeres del Pacífico
que busca capacitar a las mujeres, desarrollar redes de contacto,
empoderarlas, darles acompañamiento y visibilidad. Asimismo, ofrece
capacitación en áreas técnicas y promueve la internacionalización a
través de misiones comerciales. Por su parte, las instituciones de
promoción de exportaciones en la AP han incluido el tema en sus agendas.
En 2015 se llevó a cabo en la Ciudad de México el
Primer Foro de Empresarias Líderes de la Alianza del Pacífico
en donde participaron 120 pequeñas y medianas empresas dirigidas o
fundadas por empresarias con dos años o más en el mercado con el fin de
desarrollar una relación dinámica de comercio e inversión entre las
empresarias de la Alianza del Pacífico.
El Acuerdo de Asociación Transpacífico
aborda el tema de Mujeres y Crecimiento Económico como parte de sus
disposiciones sobre Desarrollo. El acuerdo destaca la necesidad de
mejorar las oportunidades para que las mujeres, incluyendo a
trabajadoras y empresarias, participen en la economía local y global,
pues ello es factor clave para contribuir al desarrollo económico. Los
12 países parte reconocen el beneficio de compartir sus diversas
experiencias en diseñar, implementar y fortalecer programas para
fomentar esta participación y prevén llevar a cabo actividades de
cooperación.
En tercer lugar, desde el ámbito
empresarial también se han desarrollado iniciativas para promover la
competitividad y la innovación, impulsando a más mujeres empresarias a
participar en las cadenas de proveeduría tanto a nivel local como en los
mercados mundiales. Iniciativas como WEConnect International (WECI),
una organización sin fines de lucro, buscan incrementar la participación
de las empresas de mujeres en las cadenas de abastecimiento de empresas
multinacionales a fin de volverlas inclusivas y diversas.
WECI cuenta con capítulos establecidos
en Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Jamaica, México y Perú con el
propósito de conectar a mujeres empresarias con los compradores de una
red de más de 50 corporaciones internacionales que representan alrededor
de US$ 700 mil millones en poder de compra a nivel global.
La experiencia de estas multinacionales
es que integrar a empresas de mujeres en sus cadenas de suministro les
brinda una ventaja competitiva en el mercado, pues las mujeres aportan
opciones nuevas para mejorar sus propuestas de negocios. Sin embargo,
apenas 1% de sus compras provienen de empresas de mujeres por lo que
existe una enorme área de oportunidad.
Reflexión final
La
apuesta por incluir a las mujeres en las economías se debe fomentar como
una forma de integrar un talento humano con posibilidades de agregar
valor y de hacer a las empresas y a los países más competitivos.
Promover una mayor participación de las empresas de mujeres en las CGV
puede ser una manera efectiva y eficiente de permitir que estas se
beneficien de las oportunidades que brinda la globalización y contribuir
a apuntalar la competitividad de empresas, industrias y países y así
convertirse en un poderoso motor para inyectar mayor dinamismo al
comercio mundial.
Sin embargo, para que ello pueda darse
es fundamental promover un desarrollo productivo más incluyente a nivel
nacional y local lo que va a requerir desarrollar políticas públicas más
amplias que concilien el cuidado de la familia y el hogar con el
trabajo, esquemas laborales flexibles e igualdad salarial entre hombres y
mujeres por mismo trabajo realizado, por mencionar algunas.
Asimismo, para el desarrollo y
fortalecimiento de empresas de mujeres será crucial dedicar políticas
específicas con un enfoque de género que permitan a las empresarias
acceso a crédito comercial, establecer ventanillas únicas para realizar
trámites burocráticos relativos a su actividad empresarial, promover
políticas que reduzcan la brecha digital y capacitar a las empresarias
en las oportunidades que ofrece el comercio internacional, por mencionar
algunas.
Para darle mayor dinamismo al comercio
mundial, los Gobiernos y el sector privado tendrían que considerar con
mayor seriedad el aporte que pueden hacer las mujeres al mundo
empresarial. El reto es grande, pero las oportunidades son mayores y el
retorno que brindará esta inversión está más que asegurado.